martes, 14 de diciembre de 2010

El sentimiento que hay en mi, no te lo puedo explicar.

Es algo que se lleva adentro. Y es inexplicable.
Muchas personas no saben que se siente, querer tanto a un equipo.
Esperar a que llegue el domingo a la tarde, para ir e instalarse dos horas antes en la cancha, a veces viendo a la reserva, saludando a los conocidos, colgando trapos, armando la gran entrada de la barra, los más grandes ya sentándose y los pequeños extasiados de tanta felicidad que se ve alrededor.
Es irse del mundo, desaparecer por unas simples dos horas, estar en un lugar ajeno a todos los problemas que puedan existir. Es ir a la cancha. Mi lugar en el mundo.
Y saben qué? Hace ya casi tres años que no voy, y no por decisión mía, es algo de fuerza mayor. Pero NUNCA pierdo las esperanzas de que voy a volver, VAMOS A VOLVER. Sola, acompañada, la verdad que ni me importa. Yo quiero estar ahí, cantar hasta no tener más voz, saltar hasta no dar más y gritar los goles de la manera más eufórica.
San Lorenzo señores, donde siempre soy feliz.





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